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sábado, 27 de julio de 2013

El olivorismo y los intelectuales dominicanos

Gracias a MEDIAISLA
FERNANDO VALERIO-HOLGUÍN [mediaisla] El movimiento mesiánico y milenarista del olivorismo constituye una de las más importantes expresiones de la cultura popular en la República Dominicana.
El año pasado, cuando el  Rafael Emilio Yunén, Director General del Centro Cultural Eduardo León Jimenes, me invitó a hablar sobre Liborio, pensé oportuna la ocasión para releer algunos textos, revisar conceptos, ponderar nociones, ponerme al día con los nuevos aportes sobre el olivorismo, en el marco de los Estudios Culturales, y replantear la significación social y el imaginario de muchos dominicanos, así como de varios intelectuales con respecto a este movimiento, que  ha sido objeto de estudios sociológicos, históricos y antropológicos, a causa de la intensidad, las implicaciones socio-políticas y la riqueza de su producción semiótica. En este breve artículo, extraído de la conferencia, me concentraré en el análisis del olivorismo como conjunto de discursos acerca del mesías dominicano Olivorio Mateo (Liborio).
En sus cuadernos escritos en la cárcel, Antonio Gramsci dedica una  al establecimiento de los vínculos entre la hegemonía política y la llamada “opinión pública”. Para Gramsci, la “´opinión pública´ [...] es el punto de contacto entre la ´sociedad civil´ y la ´sociedad política´, entre el consentimiento y la fuerza”. La , la prensa, el cine, la televisión y la  pueden crear, inmediatamente antes o después de alguna acción del , “sensaciones” y emociones que manipulen las ideas con fines de crear un consenso en las clases subalternas. A través de los medios de comunicación, los intelectuales dominicanos de la clase política prepararon la opinión, antes y después, para la represión, persecución y masacre de las comunidades olivoristas, que opusieron resistencia semiótica y armada en múltiples ocasiones.
En 1909, un año después de la aparición de Liborio, la prensa local comenzó a publicar artículos para denostar este movimiento. El periódico La Voz del Sur de San Cristóbal publicó un artículo escrito por Antonio Hoepelman en el que se calificaba a Olivorio como “sucio vagabundo, loco e incapaz de curarle a nadie ni siquiera un dolor de cabeza”. También, Emigdio Garrido Puello publicó, el 11 de junio de 1910 en el Listín Diario, un reportaje en el que se “informa que en Guerra apareció un enviado de Olivorio ordenando a  y  usar trajes adánicos” . En otro reportaje del periódico El Imparcial de Higüey se dice que Liborio visitó la comunidad de Juanillo donde “convirtió en santas” a varias mujeres. El mismo Garrido Puello, quien denigra la imagen de Liborio, expresa que aunque reconoce que el mesías era un “desequilibrado mental”, no llegó a cometer los “disparates que le imputa la crónica”.
Emigdio Garrido Puello, fundador del periódico El Cable de San Juan de la Maguana, fue el primer intelectual dominicano en escribir un  sobre Liborio: Olivorio: Un histórico (1963). Es sorprendente y curioso —aunque no coincidencial— que pasaran cincuenta y cinco años antes de que algún intelectual dominicano se interesara en escribir acerca de este fenómeno social y cultural. Primero, habría que decir que ese largo silencio se debió en parte por tratarse de un espacio de la cultura popular que no “valía la pena” reivindicar durante la Primera Invasión Norteamericana, ni mucho menos durante los treinta años de la dictadura trujillista. Es precisamente en 1963, un año después de la masacre de Palma Sola, ordenada por el Consejo de Estado (1961-1963), cuando Garrido Puello publica su libro.El autor formaría parte del del Triunvirato que sucedió al Consejo de Estado.
El retrato de Liborio que elabora Garrido Puello es el siguiente: “Los antecedentes de Olivorio no podían hacer sospechar que en su figura inatractiva y estrafalaria se gestaba un futuro predestinado. Olivorio era bajetón, mulato obscuro, pelo crespo, frente amplia, barba y bigote largos y descuidados y un  aproximado de 175 libras. En toda la extensión de su ensayo, Garrido Puello usa calificativos peyorativos o minimizadores para referirse tanto a Liborio como a las creencias del movimiento. Entre los más frecuentes se encuentran: tonto, estúpido, zarandajas, primitivo, herejía, infantilidad, insustancial, disparates, absurdo, perversión, patán, brujerías, embustes, simples y supercherías. Todas estas palabras remiten al mismo tropo primitivista que deriva premisas como las siguientes: los primitivos son supersticiosos, los primitivos son infantiles, los primitivos son ignorantes, los primitivos, etc. Si se sustituye el sujeto “los primitivos” por el de “los olivoristas” se obtendrá, a través de un silogismo, la conclusión “los olivoristas son primitivos”. Desde los inicios del movimiento, las élites del país construyeron un discurso haitianizante y/o primitivista con respecto al olivorismo, que terminó justificando la represión generalizada del movimiento y la ulterior masacre de 1962.
Por su parte, Víctor Garrido opina que “Hasta que apareció llamando la atención de la gente, Olivorio había sido un campesino insignificante, pobre jornalero, en quien se podían notar indicios de anormalidad cerebral”. Víctor Garrido va más lejos que Emigdio Osvaldo Garrido Puello. Si para este último, Olivorio era un loco, para Víctor Garrido, sólo bastaba ver a Olivorio para darse cuenta de que adolecía de una “anormalidad cerebral”. También, Horacio Blanco Fombona, escritor venezolano que residió en la República Dominicana durante la ocupación militar norteamericana de 1916, describe a Liborio de la siguiente manera: “Negro, al parecer de pura raza, sin estar contaminado ni de blanco ni de indio; feo como un ídolo azteca… la boca anchísima; el belfo carnoso; los ojos muy cargados de flúido [sic] magnético dejaban ver grandes porciones rojizas en la parte blanca”. Esta última descripción coincide con la de Garrido Puello. Como en las descripciones anteriores de Liborio, se puede notar que existe un marcado racismo que insiste en deformarlo o caricaturizarlo.
En su libro Gone Primitive, Marianna Torgovnick define el primitivismo como un conjunto de tropos diversos y contradictorios que conforman una gramática y un vocabulario referidos al Otro. Estos tropos, que consisten en imágenes e ideas recurrentes, fueron cruciales en la formación de la identidad cultural de los europeos. A través de los tropos, los europeos construyeron una visión acerca del Otro como manera de lidiar con las diferencias culturales y a la vez como justificación de la colonización en Asia, África y América. Las élites dominicanas se han apropiado del discurso primitivista europeo y lo reproducen con respecto a los haitianos, así como también al movimiento olivorista para construirlos como el Otro-Primitivo. Dicha apropiación tiene lugar en el contexto de un imaginario poscolonial y se convierte en un metaprimitivismo que tendría su correlato en lo que Torgovnick denomina proyección: “Los primitivos son nuestro ser indómito, nuestra fuerza del inconsciente; libidinosos, irracionales, violentos, peligrosos”. De las oposiciones binarias bueno/malo, racional/irracional, civilizado/salvaje, cultural/natural, las clases dominantes han expulsado de su ser el segundo término de las oposiciones y lo han proyectado en los olivoristas, como mecanismo de defensa. De esa manera, también las élites dominicanas han construido su identidad cultural imaginariamente como lo-que-no-son. Los olivoristas no sólo constituyen un Otro-Primitivo sino también un Otro-Dentro. El conjunto de tropos, imágenes y expresiones acerca del olivorismo, que aparece en el discurso popular, literario y académico, ha ido conformando un discurso primitivista.           
A partir de la muerte de Trujillo (1961), y más específicamente a finales de la década de los setenta y principio de los ochenta, ocurre un cambio drástico y significativo en los estudios culturales dominicanos con el surgimiento de nuevos intelectuales nacionales y extranjeros: el descubrimiento de que somos afro-dominicanos. En 1967, Carlos Larrazábal Blanco publica Los negros y la esclavitud en Santo Domingo, Dagoberto Tejeda, Mana: Monografía de un movimiento mesiánico…. (1978), June Rosenberg, El gagá: religión y sociedad…. (1979), Carlos Esteban Deive, Vudú y magia(1979) y La esclavitud del negro (1980), Martha Ellen Davis, Voces del purgatorio… (1981) La otra ciencia: el vudú dominicano… (1987), y central en nuestra investigación, el ensayo de Lusitania Martínez Un estudio preliminar acerca del movimiento de Palma Sola, como movimiento mesiánico y social campesino (1980). Atrás habían quedado, aunque no totalmente relegados, los estudios folkloristas e hispanófilos de Pedro Henríquez Ureña, Flérida de Nolasco, Emilio Rodríguez Demorizi, Emigdio Garrido Puello, y Edna Garrido de Boggs, entre otros.
Asimismo, como consecuencia de estos estudios afro-dominicanos, se produce un cambio con respecto al olivorismo. Del 14 al 28 de junio de 2002 se celebró en San Juan de la Maguana y en Santo Domingo el simposio La ruta hacia Liborio que reunió a antropólogos, historiadores, sociólogos, liboristas, testigos, simpatizantes y curiosos para examinar el olivorismo. Dicho evento fue patrocinado y promovido por el Ministerio de Cultura (2000-2004) presidido por el poeta Tony Raful. Así mismo, la UNESCO financió y apoyo las actividades de este evento. Dos años más tarde, en 2004, se publicó el libro de actas La ruta hacia Liborio, compilado por la figura señera de la antropología Martha Ellen Davis. En dicho libro se recogen las ponencias y talleres que tuvieron lugar durante esos días. Desigual como todo congreso, desigual como toda antología, en La ruta hacia Liborio hay propuestas y presentaciones excelentes, así como también, otros trabajos meramente informativos. Pero todas las intervenciones contribuyen, de alguna manera, a arrojar luz sobre el olivorismo con objetividad, admiración, pasión o respeto.
En este cambio en la recepción del olivorismo por parte de la intelectualidad dominicana, yo me pregunto ¿qué interés tiene la clase política, la cultura oficial en el olivorismo? ¿Por qué creó y apoyó el Ministerio de Cultura este evento? Las posibles respuestas podrían ser las siguientes: 1) apoyo a la cultura popular como expresión de la cultura nacional, 2) instrumentalización política de la cultura, 3) populismo intelectual, y 4) lo que denomino foucaultismo pop. La organización y publicación de este coloquio sobre el olivorismo por parte del Estado supone no ya una demonización del movimiento, como en el pasado, sino una apropiación. Al representar el olivorismo, entre otras expresiones de la cultura popular, el Estado dominicano se muestra como un Estado cultural, revolucionario. La apropiación del olivorismo disocia la imagen del otro negro del pasado con el otro negro del presente. ¿Qué hace el Estado dominicano actual en los espacios del otro, es decir, barrios marginados y campos remotos? ¿Construye y aprovisiona bibliotecas, escuelas, centro culturales, cine-teatros? ¿Subvenciona, promueve, apoya eventos de la cultura popular? El olivorismo se convierte en un fenómeno museográfico que niega la realidad del presente en los espacios de la marginación social. Con la apropiación oficial de la cultura popular, el Estado dominicano pretende identificar la cultura nacional con la cultura popular en un gesto de populismo político.
El movimiento mesiánico y milenarista del olivorismo constituye una de las más importantes expresiones de la cultura popular en la República Dominicana. Para muchos dominicanos, independientemente del apoyo estatal o de las investigaciones académicas, el olivorismo sigue ofreciendo fe y esperanza. Cada año, los días 24 y 27 de junio, fechas conmemorativas de San Juan Bautista y del asesinato de Liborio, respectivamente, se suceden peregrinaciones al calvario de Olivorio. El olivorismo es un espacio de la cultura popular que ha elaborado una resistencia semiótica que les ofrece a miles de dominicanos la posibilidad de expresar su cultura: religión, música, canto, baile, literatura oral, como alternativa a la homogeneización por parte de las élites en su imaginario hispanófilo y colonialista.
A la sentencia escrita por Emigdio Garrido Puello, que dice que “La pátina del tiempo pondrá sobre Olivorio olvido y lejanía”, le responde la salve: “Dicen que Liborio ha muerto/Liborio no ha muerto na´/Liborio lo que le pasa/ e´ que no come pendejá”. (Extracto de la conferencia “El olivorismo: cultura popular y resistencia semiótica en la República Dominicana” en el Centro Cultural Eduardo León Jimenes, el 29 de mayo de 2013) fvh, (Colorado State University)fort collins, co Fernando.Valerio-Holguin@ColoState.EDU

Balaguer, el eterno simulador

Gracias a MEDIAISLA

JOSÉ TOBÍAS BEATO [mediaisla] Bajo la presidencia de Balaguer, en noviembre 25 de ese mismo año, ocurrió el crimen de las hermanas Mirabal y de su chofer Rufino de la Cruz. Como en el  haría tantas veces, Balaguer se hizo el que no sabía nada. Ni protestó y mucho menos renunció.
“Pero ahora quieren libertarnos de quien es precisamente el último de nuestros libertadores: de Trujillo… que nos ha conducido, al través de una de batallas ganadas a la pobreza y al intervencionismo extranjero, a nuestra condición actual, que no es la de un país que vive en el regalo y en la opulencia, pero sí la de un pueblo que dispone de recursos propios para acudir con orgullosa dignidad a sus citas presentes y a sus citas futuras con la historia”.
Esas palabras fueron pronunciadas por Joaquín Balaguer en un discurso laudatorio a Trujillo un mes antes de que llegaran los muchachos del 14 de Junio de 1959 con su invasión por Constanza, Maimón y Estero Hondo con la idea de zafar al pueblo dominicano de las garras de una dictadura que sofocaba su desarrollo, que amenazaba su . Pero en ese mismo discurso había algo más: entre palabras almibaradas de admiración, una trampa en forma de estímulo.
Porque eso decía quien ya para esas fechas podía soñar con cierta probabilidad de convertirse en el poder, y no ser un mero “muchacho de mandado” que obedeciera a Trujillo, quien era el verdadero poder tras el trono. Por eso, vislumbrando cercano el fin del tirano, que se anunciaba violento, proclamó en el mismo discurso, con voz simuladamente conmovida: “y si , sabrá caer como el árbol cuando lo abate el rayo para convertirlo en cenizas, y no como el árbol cuando lo corta el hacha para que sirva de leña ignominiosa. Los hombres como Trujillo, cuando caen, saben caer con las manos en alto, empuñando en ellas el asta en que la  despliega orgullosamente a los vientos la augusta grandeza de sus colores inmortales”.
El discurso fue pronunciado en el  Estadio Trujillo, luego “Quisqueya”, a raíz de celebrarse el 29 aniversario de la primera elección del General Trujillo como de la República Dominicana. Se titula “Al cabo de un cuarto de siglo” y puede leerse en el libro La Palabra Encadenada. La  que acabo de hacer está en la 186, de la edición del año 1997. También, quien desee percibir el entusiasmo y al mismo tiempo la hipocresía trujillista del inefable doctor, puede verla y oírla en El Poder del Jefe III del realizador cinematográfico René Fortunato.
Desde aquella época comenzó Balaguer a pensar en el discurso fúnebre que pronunciaría supuestamente dolido ante el cadáver del dictador: “Querido Jefe: hasta luego. Tus  espirituales, veteranos de las  que libraste durante más de treinta años para engrandecer la República y estabilizar el Estado, miraremos hacia tu sepulcro como hacia un símbolo enhiesto y no omitiremos medios para impedir que se extinga la llama que tú encendiste en los altares de la República y en el alma de todos los dominicanos”. Así dijo dos años más tarde en el entierro del hombre fuerte dominicano, el 2 de junio de 1961, en la Iglesia Parroquial de San Cristóbal. Algunos aseguran que el doctor dictó de memoria la pieza oratoria, señal de que llevaba tiempo hilvanándola.
Claro, en 1959 Balaguer tenía que extremar precauciones para no ser tragado por las circunstancias, como le había sucedido hacía poco a su amigo Anselmo Paulino Álvarez, hombre sin duda alguna talentoso, cuyas habilidades Trujillo había aprovechado para la  de su ambicioso plan industrial. Pese a ello, Paulino había ido a parar a la cárcel de “La Victoria” —aunque por breve tiempo—, preso y multado de forma sorpresiva por un Trujillo ya del todo paranoico.
Balaguer sabía que caminaba exactamente sobre el filo de una navaja: el menor descuido, titubeo o sospecha por parte de Trujillo, lo conduciría irremediablemente a la muerte. De sobra era consciente de que “El Jefe” no vacilaba para exterminar físicamente a todo aquel que estimara un peligro o una posible competencia por el poder. Por eso, cuando Bosch lo invitó a exiliarse y a luchar contra la dictadura, Balaguer contestó que él esperaría a que la fruta, estando como estaba, madura, se cayera de la mata, como quien dice, solita.
Balaguer sabía que la mano de Trujillo era pesada y podía posarse sin contemplaciones sobre cualquiera, por cercano o fiel que le fuese o que aparentase serlo. Pero por si tenía alguna duda, a los dos meses de Balaguer pronunciar el discurso aludido, vería el 17 de Julio de 1959, el cadáver carbonizado de su otro amigo de tertulias literarias e históricas, el del escritor Ramón Marrero Aristy y su chofer Juan Concepción, derrumbados desde las frías lomas de Constanza, en un accidente claramente simulado. Trujillo no admitía competencias, como Balaguer tampoco las admitiría más adelante, y usaría la astucia y la simulación con el mismo entusiasmo que la fuerza y la violencia al igual que Trujillo, que a fin de cuentas ambas cosas las heredó del “primer maestro dominicano”.
Ahora bien; la caída de Paulino en desgracia le abrió el campo a sus rivales en la intriga, Paíno Pichardo y al astuto don Cucho Álvarez Pina. Este último, para cimentar su prestigio ante Trujillo le sugirió la creación de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, hermoso complejo de edificios que todavía el país —de pura chepa conserva sin que lo hayan derrumbado o convertido en vertedero—. (Balaguer mismo ordenó la destrucción de la residencia de Trujillo y de la cárcel llamada “La Cuarenta” persiguiendo claros fines políticos. Otras residencias del Jefe, hoteles y hasta hospitales pasaron a convertirse en villorrios. Parte del complejo que otrora se llamó Palacio Radio Televisión Dominicana —levantado por Petán Trujillo— fue convertido en cine al aire libre, y fue conocido popular y muy apropiadamente como “el gallinero”. Hoy, creo que hay allí un parqueo. Nuestra actitud ante la historia y la cultura —que por crueles y duras que sean son eso, cosas que han de conservarse como ejemplo en mal o en bien, fuente de sabiduría, de belleza y hasta de recursos económicos— pero nuestra actitud, repito, no dista mucho de la de los talibanes afganos).
Pues bien. La construcción de la Feria dio paso al levantamiento del lujoso hotel “El Embajador”, luego vendido también por el Estado, en la fiesta de derroche que siguió tras la eliminación de la dictadura, de lo que tanto costó construir con dinero, con abundante sangre derramada y la pérdida de libertades. También estaba el teatro al aire libre “Agua y Luz”, cuyo destino actual en verdad ignoro, aunque supongo. Tal hicieron, pues, los sustitutos de Paulino — “Ojo de Vidrio” como era coloquialmente llamado— en las preferencias del Jefe.
Pero sobre Paíno y don Cucho se elevaría otro asesor de Trujillo, que con la muerte de Marrero Aristy catapultó su prestigio ante “El Jefe”; se trata de la figura siniestra, siempre peligrosa, de Johnny Abbes García, jefe del temido Servicio de Inteligencia Militar y enemigo acérrimo del doctor Balaguer, cuyas acciones perderían irremisiblemente a Trujillo.
Todo el proceder de Balaguer en esos años peligrosos evidenció que el hombre era frío y calculador, y que tenía sin duda un plan para quedarse en el poder y con el poder. Sabía de la conspiración contra su jefe; por lo menos alguno de los complotados lo habían enterado, y eventualmente contaban con él.
Pero en sus planes tenía de frente al también calculador Abbes García. La madrugada del 30 de mayo Balaguer tuvo que emplearse a fondo para no caer en las redes del pérfido jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Por eso, parte de los dardos venenosos del discurso fúnebre fueron dirigidos contra Abbes García, el cual, sin hallar cómo justificar ante el hijo (Ramfis) y la esposa de Trujillo la muerte del Generalísimo, se encontró acorralado, irremisiblemente perdido.
Durante todo ese tiempo Balaguer se hizo el tonto — “el pendejo”, en el vocabulario corriente dominicano—, aunque al parecer nunca llegó al punto al que se vio precisado llegar el célebre monarca David, para salvar la vida antes de ser rey cuando huía precisamente de su propio rey israelita, Saúl que le envidiaba.
Pero sigamos con los pasos de Balaguer antes del magnicidio. Balaguer, nadando en aguas peligrosas, saturadas de tiburones con dientes afilados urgidos de sangre, se dedicó a estimular los instintos de macho que sabía en Trujillo bien plantados, y con la astucia de la serpiente se propuso exponerlos a flor de piel. Por eso en tal discurso, sin que nadie lo esperara, repentinamente pronuncia unas frases que en las imágenes del documental citado (El Poder del Jefe III), claramente se ve que sobresaltaron a doña María, la siempre alerta esposa de Trujillo: “Sean cuales sean las sorpresas que el porvenir nos reserve, podemos hallarnos seguros de que el mundo podrá ver a Trujillo muerto pero no prófugo como Batista, ni fugitivo como Pérez Jiménez, ni sentado ante las barras de un tribunal como Rojas Pinilla. El estadista dominicano es, afortunadamente……hombre de otra moral y de otra estirpe….” (pág. 186 de La Palabra Encadenada).
Y efectivamente. Trujillo, que solía inspeccionar el país solo, acompañado únicamente por su chofer, en los últimos meses de vida exageró tal comportamiento. Así, en abril del 1961 —es decir, pocas semanas antes de su muerte a tiros— en la ciudad de Puerto Plata donde estaba advertido de que mucha gente le adversaba y esperaba no con ánimos de bienvenida, luego de un baile en el Club del Comercio, se retiró a las cinco de la mañana a realizar su habitual caminata de ejercicios. Le dio cinco vueltas al parque de la ciudad, acompañado por Virgilio Álvarez Pina, don Payo Ginebra, Danilo Brugal y otros. Previamente le había ordenado al entonces coronel Marco Jorge Moreno que retirara la escolta del ambiente. Y a puro pecho se internó en el corazón de Puerto Plata (Víctor Gómez Bergés, Balaguer y Yo: La Historia, tomo I, pág. 142).
Por esos días Trujillo le había ordenado a Johnny Abbes, casi a gritos, que retirara toda escolta en su camino hacia San Cristóbal. Las comunicaciones en la época eran mantenidas por los organismos de seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas mediante un sistema de comunicaciones “denominado red de alto nivel en la banda FM de dos metros (144.0-146.0 MHZ con frecuencia abierta, donde se oía y reportaba la presencia de Rafael Leónidas Trujillo Molina en sus desplazamientos por las calles y avenidas” (José Miguel Soto Jiménez,Malfiní: Radiografía de un Magnicidio, pág. 52). La noche del complot —30 de mayo de 1961, el chofer de Trujillo no “reportó el incidente ni pidió apoyo durante la acción, ya que Rafael L. Trujillo mandaba a apagar el radio de comunicaciones desde que abordaba el vehículo”, añade el ex general Soto Jiménez en la misma obra y página.
Eso sí, en lo que llegaba el desenlace esperado, Balaguer se impuso el deber de obedecer lealmente, sin importarle para nada de qué lado estaba la justicia o la razón, que lo suyo era simplemente hacerse con el poder y luego sostenerlo con la misma tenacidad que aprendió al lado de Trujillo. Aquí, por ahora, dejo un ejemplo: como es sabido, el 3 de agosto de 1960, en una jugada política sorpresiva, Trujillo, tratando de evadir responsabilidades en el frustrado atentado contra el presidente de Venezuela Rómulo Betancourt y desligar a su familia del poder, había nombrado presidente a Balaguer.
Bajo la presidencia de Balaguer, en noviembre 25 de ese mismo año, ocurrió el crimen de las hermanas Mirabal y de su chofer Rufino de la Cruz. Como en el futuro haría tantas veces, Balaguer se hizo el que no sabía nada. Ni protestó y mucho menos renunció. No solamente eso, sino que autorizó a que parte del patrimonio de esa familia pasara a las manos de uno de sus matadores, el jefe del Servicio de Inteligencia Militar de Santiago, el teniente Alicinio Peña Rivera, con el concurso del director de Rentas Internas y Bienes Nacionales, señor José A. Quezada (Francisco Rodríguez de León, Balaguer y Trujillo, pág. 315-6, 1996). Como haría luego costumbre, dejó hacer a los criminales y luego hasta los premió. Porque él, residente eterno de lo que Ortega y Gasset llamó “compartimientos estancos”,  no sabía nada……… ¡Ay, ay! ¡Pobre hombre, tan inocente! | jtb, miami, fl setobe1@yahoo.com

Juventud, Participación y Desarrollo Social en América Latina y el Caribe

ESCUELA REGIONAL MOST-UNESCO
Programa de Gestión de las Transformaciones Sociales

Tema: Juventud, Participación y Desarrollo Social en América Latina y el Caribe

7 al 12 de octubre de 2013
Brasilia, Brasil

El Programa de gestión de las Transformaciones Sociales UNESCO (MOST/UNESCO), el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) y la Secretaría Nacional de Juventud de la Secretaria General de la Presidencia de la República de Brasil (SNJ/SG/PR), convocan a los estudiantes de especializaciones, maestrías y doctorados en Ciencias Sociales y Humanidades y a jóvenes líderes de los movimientos y organzaciones de la sociedad civil de América Latina y el Caribe que desarrollen trabajos y/o investigaciones en temas relacionados con la juventud, para presentar su solicitud para participar en la edición brasileñ de la Escuela Regional MOST/UNESCO, que se celebrará en Brasilia/DF, Brasil, entre el 7 y el 12 de octubre de 2013.

FECHA LÍMITE DE ENVÍO DE POSTULACIONES: 30 DE JULIO DE 2013

Más información: http://www.clacso.org.ar/concursos_convocatorias/2012/escuelas_posgrados.htm

Puertas y Ventanas No. 94




sábado, 13 de julio de 2013

“Cuando la literatura reproduce la lógica política, pierden las dos” - Alan Pauls

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“Es una novela que habla sobre la plata, para qué sirve, cómo se la gana, cómo se la esconde, qué relación corporal se tiene con ella y en ese sentido a mí me gustaría que Historia del dinero se leyera en su registro más literal, más carnal, más porno. Aún cuando el dinero siempre es metáfora de algo, siempre está en el lugar de otra cosa y, como se decía en los 70: ‘el dinero es un equivalente general, algo que puede ser sustituido por un conjunto de cosas’”. Así responde Alan Pauls sobre su última novela, que cierra la trilogía publicada por Anagrama y cuyo primer y segundo libros son Historia del llanto e Historia del pelo, en la que abordó la década de los años 70.
–La novela empieza cuando el protagonista ve por primera vez un muerto, ¿por qué elegiste la presencia de un cadáver para arrancar Historia del dinero?
–Porque me permite reconstruir un poco la época desde el punto de vista del dinero, hay un muerto y una valija llena de plata que desaparece, el dinero se presenta como lo que es: un enigma, un misterio. La novela se fue llenando de muertos, no estaba llamada a ser así pero creo que se impuso la alta tasa de mortalidad de la época. El muerto es alguien sobre el cual uno se interroga y me interesaba hacer coexistir esos dos enigmas, el del dinero y el del cadáver.
–Un abordaje poco habitual acerca de los años de plomo, pone en tensión lo público y lo privado a través de los avatares económicos.
-Yo quería hablar del dinero, algo tan importante como lo político y a lo que no se le prestó atención. Me interesaban las superposiciones, los momentos en que las catástrofes económicas del país se pisan con los terremotos de la familia de la novela. Ése es núcleo de la trilogía: lo político y lo íntimo, yo buscaba esa articulación, no quería reproducir en la ficción las coordenadas históricas pero tampoco quería que los 70 fuesen un decorado de la historia familiar. Es una manera de hablar de lo político desde una perspectiva diferente; las tres novelas reconstruyen una sensibilidad de los años 70, un magma informe de pasiones, ideas, afectos, valores que no son sólo lo político, lo exceden.
-Tampoco es usual en la literatura que aborda esos años un acercamiento tan indirecto.
–Es mi manera de aproximarme a las cosas, lo que las separa, lo que las obstaculiza, lo que las refracta. Me interesan los fenómenos indirectos y creo que la relación entre política y literatura gana mucho en términos oblicuos. Cuando la literatura reproduce la lógica política, pierde la literatura pero también pierde lo político. Lo indirecto introduce problemas, interferencias, una no correspondencia y me parece que ahí hay una relación posible entre lo político y lo literario.
-¿Te sentís parte de una generación de escritores, escribís sobre una generación?
–Yo llegué tarde a la idea de generación, para mí nunca fue un valor, cuando empecé a publicar no me interesaba eso, me parecía un concepto mezquino, biológico. La generación de mis maestros fue decisiva y siempre creí más en los cruces que en la homogeneidad. Nunca tuve ese espíritu de cuerpo que tienen hoy los escritores de 35, 36, 37 años, donde sí hay un auto reconocimiento generacional, participan en antologías, se presentan a sí mismos como una generación.
-¿Quiénes son tus maestros?
-La gente que me formó o de la que estuve cerca durante la dictadura: Beatriz Sarlo, Jorge Panessi, Ricardo Piglia, los intelectuales que ya no podían trabajar en el marco institucional. Estudiaba con Josefina Ludmer en grupos privados, nos reuníamos en su casa a la que llegábamos de a uno, en secreto: en el 76, 77 había toque de queda y más de dos personas no podían estar en la calle porque eso se consideraba como una asociación ilícita. Tratábamos de que no se notara un movimiento regular pero era raro porque Josefina vivía a 20 metros del Batallón 601, uno de los lugares más siniestros de la represión. Esa fue una experiencia determinante: yo soy un hijo de la universidad de las catacumbas.

Por  Julián López  |  revistaenie.clarin.com

“Pedagogía del oprimido”: Paulo Freire


Gracias a Canal Cultura

Los invitamos a analizar la siguiente conferencia [En Español] Educación y participación comunitaria impartida por Paulo Freire en el Congreso Internacional de “Nuevas Perspectivas Críticas en Educación” celebrado en Barcelona en julio del 1994:


Descargar el libro aquí

Texto de la Ponencia.



“Una mujer hace lo que el hombre no puede” Isabel Allende

Lanzamiento oficial del Festival del Minuto RESISTENCIA 2013